[:es]EL DESOVE DE LA TORTUGA VERDE: UN ACONTECIMIENTO EXTRAORDINARIO DE LA NATURALEZA[:en]SPAWNING OF THE GREEN TURTLE: AN EXTRAORDINARY EVENT OF NATURE[:]

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[:es]Mi nombre es Kevin, tengo 30 años actualmente y nací en Colorado, USA. Cuando tenía solo 6, mi abuelito, asiduo amante de la naturaleza, me contaba que en la playa de un lejano y pequeño país centroamericano, llamado Costa Rica, en cierta época del año llegaba una multitudinaria cantidad de tortugas, diferentes de las que yo veía caminar en el jardín trasero de mi casa. Me contaba que, a diferencia de las nuestras, aquellas no tenían patas sino aletas muy fuertes, como las de un delfín. Nadaban incansablemente impulsadas por ellas a sorprendente velocidad, cual submarinos miniatura a través del inmenso océano recorriendo milla tras milla, hasta llegar a esa playa misteriosa a depositar sus huevos. Ese fue mi primer “acercamiento” al mundo de las tortugas marinas.

Viaje a Costa Rica para presenciar el deshove de la tortuga verde

Interesado en conocer más sobre el deshove de la tortuga verde, sobre las que me relataba el abuelo, años después encontré en la revista National Geographic un artículo científico de Douglas Robinson, autoridad mundial en reptiles y Director de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica en los años setentas. La motivación por presenciar en su contexto natural aquel increíble acontecimiento me motivó viajar a Costa Rica con mi esposa y nuestro pequeño John, de 4 años.
Haciendo una investigación en Internet, hicimos reservaciones en el Hotel Manatus, donde nos coordinaron el “Turtle Nesting Tour” para esa misma tarde. Luego de nuestra llegada, el guía nos condujo hacia el Parque Nacional Tortuguero, a la playa donde se da el deshove de las tortugas. Aunque cientos de tortugas marinas cubrían la playa, el evento no habría de producirse hasta la noche, por lo que debimos llevar focos para apreciarlo bien con la prudente y necesaria supervisión del guía.
Se sabe que las tortugas marinas hembra ponen un promedio de 100 huevos mínimo por nido, ya que la probabilidad de supervivencia de las crías en su entorno es muy baja. Nacen por miles pero solo sobrevive una ínfima parte. La especie denominada tortuga verde iba a deshovar en pocos minutos allí. Lo normal es que las hembras ponen huevos de 2 a 3 semanas después del apareamiento. Se ubican en un área un poco más alejada del mar para evitar que su descendencia sea arrastrada por la marea alta, cavan en la arena un hueco similar a su propio tamaño y allí depositan los huevos. Hay especies que depositan hasta 1000 en una misma temporada.

Una experiencia natural para compartir en familia.

Cuando mi hijo vio el primer huevo dijo: “Mira mamá, son bolitas”. Grace me miró con aire de complicidad y le contestó, “como los huevos de la granja de la abuela pero diferentes”, a lo que John replicó un tanto frustrado “pero dónde están las tortuguitas? Entonces le dije acariciando su cabeza: “Dentro de poco más de un mes, hijo, las tortuguitas marinas romperán la cáscara del huevo, como lo hacen los pollitos, y empezarán a aletear sobre la arena buscando el mar”.
De regreso a Manatus, John no dijo una sola palabra. “Por qué tan callado?” le preguntamos. “Es que me siento triste”. “Cuál es el motivo? ”
Alzando los brazos formuló solemnemente la siguiente pregunta: “Cómo van a encontrar el mar si nacen de noche y sin foco?…”.[:en]My name is Kevin, I am 30 years old and I was born in Colorado, USA. When I was only 6, my grandfather, an assiduous nature lover, told me that on the beach of a remote, small Central American country called Costa Rica, at a certain time of the year a massive amount of turtles would swim to this beach, but these were different turtles from what I saw walking in the backyard of my house. He told me that, unlike our turtles, those do not have legs but very strong fins, like a dolphin. They would swim tirelessly at a startling speed, like miniature submarines through the vast ocean crossing mile after mile, all the way to the mysterious beach to lay their eggs. That was my first “approach” to the world of sea turtles.

Travel to Costa Rica to witness the spawning grounds of the green sea turtle

Interested in learning more about the green turtles spawning grounds, which my grandfather had told me about, I found, years later in a National Geographic magazine, a scientific article by Douglas Robinson, a world authority on reptiles and Director of the School of Biology, at the University of Costa Rica during the seventies. The enormous desire to witness this incredible natural event motivated me to travel to Costa Rica with my wife and our 4 year old son, John.

By doing some research on the internet, we made reservations at the Hotel Manatus, where we coordinated the “Turtle Nesting Tour” for that afternoon. After we arrived, the guide led us to Tortuguero National Park, and to the beach where the turtles spawn. Although hundreds of sea turtles covered the beach, the event would not occur until the evening, so we had to take flashlights to be able to see the turtles laying their eggs along with the guide’s very necessary supervision.

It is known that the female sea turtles lay an average of 100 eggs per nest, since the probability of offspring survival in the environment is very low. They hatch by the thousands but only a fraction survives. The species called green turtle would arrive in a few minutes. Typically, females lay eggs 2-3 weeks after mating. They lay their eggs a little further from the sea to prevent their offspring from being carried away by the high tide. They dig a hole similar to their own size and lay their eggs. Some species deposit up to 1,000 in a season.

A natural experience for the whole family

When my son saw the first egg he said: “Look Mom, they’re balls”. Grace looked at me with that motherly smile and said, “Like the eggs at grandmother’s farm but different”, to which John replied, somewhat frustrated, “But where are the turtles? Then I told him stroking his head: “In a little over a month, son, sea turtles break the eggshell, like the chicks do, and start pushing their way on the sand with their flippers looking for the sea.”
On our way back to Manatus Hotel, John didn’t say a word. “Why so quiet?” We asked. “I just feel sad.” “What’s the reason?”
Raising his arms he solemnly asked the question: “How will the little sea turtles find the sea if they’re born at night and don’t have a flashlight? …”.[:]